
La calle Torreta recibe su nombre por la cantidad de torres-vigía que formaban parte de la muralla que cerraba la villa y que aún se puede contemplar alguna.
Durante los siglos XVIII y XIX se asentaron en élla, en su lado impar, importantes casas nobles y solariegas de las familias terratenientes de la época, como la casa-palacio del Marqués de Villagracia.
Hacia mitad del siglo XX a esta calle se la denominó de Fernando Amorós Asorí, para volver pocos años después a su actual primitivo nombre.


