La ermita de San Ramón (o del Roser) está situada en la partida de la Venta, en el margen de la Rambla del Navarro, al sur de la población, y data del siglo XIII, en el lugar del tercer campamento de Jaime I en el asedio al castillo de Biar. Anteriormente era la ermita del Rosario (Roser).
El dato más antiguo sobre su construcción figura en el arco de acceso al presbiterio: “1537”. En el Libro de Visita de la Parroquia de Biar de 1566, figura con el nombre de "Ermita de la Virgen del Rosario"; en el de 1577 se la nombra como "Ermita del Roser". La fecha de 1635 figura en la entrada. En la Visita de 1695 el señor Visitador escribe: "que la halló medio arruinada y que necesitaban las paredes que cahen (sic) al barranco de hazerse nuevas de pie por amenazar total ruina”. Parece ser que en la reconstrucción de dicho muro, en 1724, fue cuando se le añadió la capilla de San Ramón, pasando la ermita a llamarse desde dicho momento "Ermita de la Virgen del Rosario y de San Ramón", incluso en algunas épocas solamente de "San Ramón". Así se la nombra en un informe del Arzobispo de Valencia Fabián y Fuero, fechado en 1791.
La ermita es de tipo gótico de reconquista, de planta rectangular y nave única que mide 14,30 m. por 7,25 m. En la fachada, a los pies de la nave, destaca una espadaña para un campanario. Por dentro, en el quicio, se encuentran pintados tres castillos franqueados por dos llaves y rematado todo por las grafías: "Ave María" e “Isabel Juan Navarro, ermitaña", alusión única entre las ermitas vistas. En el interior tiene dos arcos diafragmas apuntados, armadura de vigas de madera apoyadas en los muros y en el presbiterio hay una bóveda y un arco renacentista, formado por espiras giradas. También tiene un poyo o banco corrido que rodea todo el perímetro.
Estas pequeñas construcciones góticas medievales, generalmente exentas, son comunes en el antiguo reino de Valencia. Tenían un fuerte carácter de provisionalidad, ya que eran los primeros lugares para el culto cristiano que se construían después de la conquista de Jaime I en zonas estratégicas en su avance militar, pero todavía escasas de repobladores catalano-aragoneses.
Esta ermita destaca por su emplazamiento, dimensiones y por su riqueza decorativa. Es un edificio que comprende la nave oratoria y algunas dependencias. Los muros perimetrales son de tapial y el tejado a dos aguas con la típica teja curva árabe.
A los pies de esta histórica ermita brotaba un nacimiento de agua depositada en la ya desaparecida Balsa del Perino. Esta posesión era por tanto muy importante, cuando Jaume I inició el asedio al castillo, dado que era un lugar de abastecimiento de agua de los residentes en la fortaleza.
Como anécdota histórica queremos señalar la estancia durante un año en unas dependencias anexas a esta ermita, de los Capuchinos Franciscanos, conociéndose exactamente la fecha en la que se establecieron en este lugar, el día 16 de febrero de 1598, mientras esperaban la finalización de la construcción del Convento, actual Casa de Cultura.
En la ermita se venera a la Virgen del Rosario que se celebra el 7 de octubre y también a San Ramón que se celebra el 31 de agosto.
