*De excursión por los montes de Biar: su flora (I).

                    

 Biar y su término municipal ocupan una superficie aproximada de 98 km2., de los que la mitad es zona forestal donde se puede encontrar, aparte de sus muchos senderos  y caminos, una gran diversidad de flora con arbustos, plantas medicinales y aromáticas: el pino, la carrasca (encina), la salvia, el romero, el hinojo, el esparto, el enebro... Por ello caminar por estos montes es un placer tanto para nuestros sentidos como para nuestra salud.                     

                       Presentamos unas cuantas fotos de algunas plantas que podemos encontrar en ellos.                             

*Se van las flores del almendro.

  

 

      Por ley natural, y muy a pesar nuestro, las flores de los almendros, blancas y rosadas, se marchitan y caen cada año, pero la sabia naturaleza nos sorprende ofreciéndonos otro maravilloso color: el verde.          

       Nuevo paisaje.

*Ermita de los Santos de la Piedra/Sants de la Pedra: breve historia y fotos del exterior e interior.

   

En febrero de 1245 el Rey Jaime I, el Conquistador, tomó el castillo y plaza de Biar, tras cinco meses de asedio.

    Con ello se daba fin a la conquista del Reino de Valencia, quedando Biar como línea fronteriza entre Aragón y Castilla.

     A partir de esa fecha, el Rey Jaime I emprende la tarea de cristianizar el Reino tras 500 años de ocupación islamita.

      Una de las tareas para ello fue la construcción de una serie de ermitas góticas o de Reconquista  en sitios visibles y estratégicos para que se pudieran ver desde cualquier punto de la población.

       En Biar mandó construir cuatro ermitas, de las que quedan tres en perfecto estado de reconstrucción y la cuarta está desaparecida, todas situadas donde el monarca instaló sus campamentos durante la toma de la plaza.

        La primera que se construyó fue la dedicada a los Santos de la Piedra, Abdón y Senén, objeto de este reportaje fotográfico, y que está situada en el mismo lugar donde el Rey Jaime I fijó su primer campamento, justo enfrente de la población y su castillo, y muy cerca también de donde transcurre el camino Real de Xàtiva, una ruta comercial y viajera muy importante en su época.

         Esta ermita es de  planta rectangular, de nave única, y en la parte derecha tiene un añadido posterior que se utiliza como sacristía. La ermita no tiene ventanas al exterior, únicamente la que se hizo para dar luz a la sacristía.

          Una viga central y viguetas transversales sostienen la techumbre, y, adosado a los muros perimetrales, un banco corrido. La nave consta de tres tramos separados por arcos de diafragma.

          El piso, en pendiente, es de ladrillos  de barro cocido  y al fondo el altar con las imágenes de los santos titulares de la ermita, San Abdón y Senén, cuya festividad es el 30 de julio y se celebra con romería, pruebas y danzas populares. 

     Es de las mejor conservadas.

         En la explanada delante de la misma hay colocada una cruz de término, copia de otra que existía en el camino de Xátiva, donde se puede observar la visión y control que tenía el Conquistador del castillo desde este su primer asentamiento.

          

     

     

*Un paisaje maltratado, a veces olvidado.

 

   Biar hasta hace unas decenas de años ha tenido su principal fuente de riqueza en su agricultura de secano, almendro y olivo, almendra y aceite, sobre todo.

    Lamentablemente hoy sólo queda una pincelada de lo que hasta los años 50-60 del siglo pasado era el principal sustento de sus habitantes.

     Esta pequeña pincelada de color, que no entiende de lugares y ni fechas, la vemos dibujada tenuemente en algún paisaje cambiado, a veces olvidado . 

     Hoy ver perdidos, descuidados, 

esos almendros y olivos, que en cada tiempo de cosecha se sentían acariciados por las manos de sus agricultores, y encontrar los restos desnudos y derrumbados de aquellas casetas de campo, refugio y resguardo en jornadas desapacibles, nos sacuden profundamente los sentimientos.

      Todos esos troncos retorcidos de nuestros olivos nos cuentan su larga vida, muchas veces centenaria, cómo fue y con cuantos antepasados convivieron.

        Me vienen a la memoria aquellos agricultores enjutos, curtidos al sol; aquellos hombres de rostro duro pero de alma blanda;  me acuerdo, en especial, de mi padre laborando por estos campos.

*Primeras flores del almendro.

 

  Las suaves temperaturas de estas últimas semanas aceleran la explosión de las flores del almendro, que realzan campos y vestigios antiguos, colores y fragancias.

   Flores de hoy, historias de ayer.

*Vistas panorámicas actuales de Biar.