Finalizadas ya las labores de la cosecha, con los tractores en el cobertizo y las bodegas preñadas de mosto, los viñedos se han reservado los amarillos, los rojos y los ocres para despedir la temporada. La viña se dispone a extender ahora toda su gama de colores sobre los campos.
Anden por los caminos que llevan a las viñas para, una vez allí, dejar que los sentidos se empapen de todo el arte que es capaz de destilar en esta época del año uno de los ecosistemas más bellos de nuestra naturaleza.
"...Yo no sé los salmos
de las hojas secas,
sino el sueño verde
de la amarga tierra". (A. Machado)
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